Los perros dependientes o demasiado apegados a sus cuidadores, entendiendo aquí el apego como hiperapego, son aquellos que necesitan de la presencia de sus figuras de referencia para estar bien y ser felices. De lo contrario, sufren. Un animal con este tipo de conducta no nace, sino que se hace, y esto es consecuencia de la acumulación de uno o de varios factores: destete temprano, acumulación de estrés de la madre durante el embarazo, no haberle ofrecido herramientas de autogestión a lo largo de su crianza y educación, hiperestimulación en la fase de cachorro… ¿En qué se diferencia de la ansiedad por separación? ¿Cuándo podemos considerarlo amistad y cuándo enfermedad? ¿Podemos hacer algo para prevenirlo? Te ofrecemos todas las respuestas en este artículo.
Causas de la dependencia emocional del perro
Cuando le pedimos a Noel Espinosa, adiestrador y educador canino de 3ª generación, y director técnico de Eurekan, que defina exactamente en qué consiste la dependencia emocional nos advierte de que no es un término “que esté demostrado” y que, por tanto, su definición será siempre subjetiva. Sin embargo, se aventura a explicar lo que para él es un perro dependiente: “es aquel al que no se le ha permitido adquirir herramientas de autogestión y al que no se le ha dejado tomar decisiones. Eso provoca, entre otros, que el animal esté pendiente de su tutor cuando hay que tomar una decisión ante una situación relativamente novedosa, como podría ser la presencia de perros desconocidos, o encontrarse en nuevos entornos”.
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